Es muy común hoy en día el tema de las Alergias, incluso parece que estén “de moda”, hasta el punto que hay muchos casos que vuelven locos a los alergólogos, que por más antihistamínicos que suministren, estas alergias (e intolerancias) parecen resistir a todo….
Pero que es realmente una alergia… Cuando una molécula extraña (por ejemplo el polen) o molécula(s) en la superficie de un agente infeccioso (por ejemplo, bacterias o virus) que provoca una respuesta inmune, se denomina inmunogen o antígeno.
La inmunidad adquirida comienza, como el nombre implica, con el contacto inicial con un agente extraño (inmunización). El contacto inicial desencadena una serie de reacciones que provoc
an la activación de ciertas células (los linfocitos) y la producción de proteínas especificas contra el agente extraño (anticuerpos). Los anticuerpos se fijan a los antígenos y empieza la respuesta inmunitaria que finalmente conduce a la neutralización del agente extraño.
Las proteínas anticuerpos se denominan inmunoglobulinas (Ig), de las cuales existen clases diferentes en función de las cadenas que las componen (G, M, A. E y D). Las IgG es la única clase de inmunoglobulina que atraviesa la placenta , transmitiendo la inmunidad de madres a hijos, y son, a su vez las responsables de la mayoría de intolerancias a alimentos. Por otra parte la IgE, son las que encontramos más relacionadas con las respuestas alérgicas.
Lo que no se tiene en cuenta en los casos de alergias e intolerancias es el factor emocional/energético. En situaciones de alto estrés (situaciones traumáticas de diverso índole), en el que se encuentre presente un antígeno, nuestro sistema de memoria (en concreto el sistema amigdálico cerebral, mediado por el sistema hipocampal), puede crear una asociación entre ambos hechos, de tal manera, que cada vez, que se perciba el antígeno, la amígdala reaccionara a nivel inconsciente a través de su vía rápida (la que no llega a la consciencia), recuperando la memoria de estrés del hecho traumático, por lo que el sistema entrará en estrés. Esto puede provocar que se inhiba el sistema inmune y nos predisponga a reaccionar y a estar más sensibles.
La kinesiología es una herramienta que nos va a permitir liberar esta asociación de estrés de una forma muy sencilla (e indolora), evitando así que se repita esta situación de reacción por memoria ante el antígeno, siendo el complemento ideal al tratamiento médico.
